domingo, 13 de abril de 2014

Un regalo inesperado, su vida a traves de sus palabras


En la entrada de hoy, no vengo ha enseñaros ningún producto, ni hablar de ninguna tendencia, en realidad  la entrada de hoy no tiene nada que ver con las entradas anteriores, pero me apetecía compartir con vosotr@s algo que me paso en un día cotidiano de mi vida.

Hay días que parecen un día mas, en los que simplemente pasan las horas y te dedicas hacer las cosas que sueles hacer a diario….
Crees que va a ser un día normal, que va a pasar sin pena ni gloria y esa es precisamente la sensación que tenía yo hace apenas 2 días.

Después de una mañana larga de trabajo, de hacer ciertos recados… decidí ir a visitar a mis abuelos. Todo apuntaba a que seria una visita más, una visita normal pero, me equivocaba. 
En esta caso solo disfrute de la compañía de mi abuelo.

Y hay estaba yo, sentada junto a el, intentando sacarle las palabras , ya que mi abuelo no es precisamente un hombre muy hablador :).

Y de repente en apenas unos minutos…. Todo cambio, no se como ni porque, en un momento estábamos sumergidos en una conversación donde seguro que sin darse cuenta, se estaba abriendo ami, a una de sus nietas, como nunca antes lo había hecho.

Me trasporto a su vida en Francia, hace mas de 40 años…
Me hablo de sus amigos, su trabajo, de sus compañeros (incluido el Patrón Daniel, al que tantas veces nombro…) en  definitiva, de su vida.

Le veía esa luz en los ojos que hacia muchísimo tiempo que no le veía,(por no decir años).
Estaba feliz recordando esas vivencias, duras, si, pero al fin y al cabo suyas, las de su gente.

He de reconocer que en algún momento esa alegría que yo estaba sintiendo al escucharle como me relataba ciertas cosas, se veía ensombrecida por algunos achaques de la edad que veía en el (esa falta de memoria que hace que diga las cosas varias veces, sin darse cuenta), pero enseguida me olvidaba de eso, porque incluso aunque me dijera lo mismo 3 veces, las 3 me lo contaba con esa luz en su mirada y esa emoción en las palabras que ami me estaba encantando escuchar.

Cuando me quise dar cuenta habían pasado cerca de 2 horas y media, las cuales se me pasaron como si hubiera sido 10 escasos minutos, y sin duda si hubiera podido me hubiera quedado mucho mas tiempo, pero había llegado la hora de irme.

La hora de volver a mi vida, salir de esa vida en Francia en la que llevaba sumergía todo ese tiempo, la cual me ayudo a salir de la mía y sentirme en paz por unas horas.

Soy consciente de que para mi abuelo fue solo un día mas, una conversación normal y ni siquiera se imagina lo que me regalo ese día, pero el fue quien me enseño en ese preciso momento que aunque pienses que sera un día normal en apenas un segundo puede convertirse en uno especial y que sin duda la felicidad se encuentra siempre en las pequeñas cosas.



 

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